Nuestra capacidad productiva ha hecho posible,
al menos
POTENCIALMENTE,
que la mayoría de los humanos pase
del reino de la necesidad al
reino de la opulencia,
educación e inimaginables opciones de vida,
aunque gran
parte de la población mundial
todavía no haya ingresado en él.
No obstante,
durante gran parte del siglo XX,
los movimientos y regímenes socialistas
operaban todavía fundamentalmente
en este reino de la necesidad,
incluso en los
países ricos de Occidente,
donde emergió una sociedad de holgura popular
en los
veinte años posteriores a 1945.
Sin embargo,
en el reino de la opulencia
el objetivo de
una adecuada alimentación,
ropa, vivienda,
empleos que proporcionen un salario
y un sistema de bienestar
para la protección de las personas
frente a los avatares
de la vida,
aunque necesario,
ya no es un programa suficiente para los
socialistas
(…)
Puesto que la espectacular expansión de la economía global
ha
minado el entorno,
la necesidad de controlar el crecimiento económico ilimitado
se hace cada vez mas acuciante.
Hay un conflicto evidente entre la necesidad
de
dar marcha atrás o por lo menos de controlar
el impacto de nuestra economía
sobre la biósfera
y los imperativos de un mercado capitalista:
máximo
crecimiento continuado en busca de beneficios.
Este es el talón de Aquiles del
capitalismo.
No podemos saber cual será la flecha mortal.
Eric Hobsbawm.
“Marx Hoy”. En “Como cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840 – 2011”. Crítica
Barcelona. 2011)
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