sábado, 26 de abril de 2014



Nuestra capacidad productiva ha hecho posible, 
al menos POTENCIALMENTE, 
que la mayoría de los humanos pase 
del reino de la necesidad al reino de la opulencia, 
educación e inimaginables opciones de vida, 
aunque gran parte de la población mundial 
todavía no haya ingresado en él. 

No obstante, 
durante gran parte del siglo XX, 
los movimientos y regímenes socialistas 
operaban todavía fundamentalmente 
en este reino de la necesidad, 
incluso en los países ricos de Occidente, 
donde emergió una sociedad de holgura popular 
en los veinte años posteriores a 1945.

Sin embargo, 
en el reino de la opulencia 
el objetivo de una adecuada alimentación, 
ropa, vivienda,
empleos que proporcionen un salario 
y un sistema de bienestar 
para la protección de las personas 
frente a los avatares de la vida,
aunque necesario, 
ya no es un programa suficiente para los socialistas 

(…)

Puesto que la espectacular expansión de la economía global 
ha minado el entorno, 
la necesidad de controlar el crecimiento económico ilimitado 
se hace cada vez mas acuciante. 

Hay un conflicto evidente entre la necesidad 
de dar marcha atrás o por lo menos de controlar 
el impacto de nuestra economía sobre la biósfera 
y los imperativos de un mercado capitalista: 
máximo crecimiento continuado en busca de beneficios.
Este es el talón de Aquiles del capitalismo. 
No podemos saber cual será la flecha mortal.


Eric Hobsbawm. “Marx Hoy”. En “Como cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840 – 2011”. Crítica Barcelona. 2011)


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