sábado, 28 de junio de 2014





Antes que la diabólica trenza FIFABrazuca metiera la cola 
y el perro Suarez los dientes, 
teníamos, en términos deportivos, 
partido afectivo tomado por los argentinos orientales. 
Nada más, porque son nuestros hermanos 
de la otra orilla del Mar Dulce. Que joder.

No porque tuviéramos algo en contra de 
la formidable selección colombiana de Pekerman, 
tan nuestroamericana como la celeste.
Pero desde que la trenza decidió 
facilitar el pase a cuartos del gigante regional, 
anfitrión del circo y tribu siempre mimada del Imperio futbolero,
castigando desproporcionadamente la falta del botija Suarez 
–al que, como diría el Diego, se le escapó la tortuga-, 
también a nosotros, argentinos de este lado del charco, 
el Régimen de la pelota nos escupió el asado.

Quizá porque el paisito ya había dejado afuera a dos grandes, 
Italia e Inglaterra. 
Quizá porque temían en cuartos otro Maracanazo 
que pudiera incendiar Brasil y llevarse puesto el negocio.
Quizá simplemente, de puro hijos de puta que son. 
O por todo eso, 
el Régimen, la trenza, decidió exiliar a Suarez 
sacándolo del mundial y por cuatro meses de cualquier cancha, 
además de imponerle un considerable pago concreto en dinero, 
aunque quizá para el pibe sean chirolas. 

De forma indudablemente ilegítima, 
con tal que Suarez no esté en la cancha, 
llegado el día en que Brasil deba enfrentar a Uruguay.

Una canallada que, 
a esta altura, 
es cierto, 
a nadie puede asombrar.

Pero muy probablemente el próximo viernes, 
la verdeamarelha y la celeste porfíen en un campo 
el pase a semis 
(Hoy contra Colombia tiene una parada nada fácil)

Entonces el paisito irá de nuevo por la hazaña. 
Deportiva y de la otra. 
Como es su costumbre.


C.V.

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