sábado, 9 de agosto de 2014



Cuando el modelo instaurado por el kirchenrismo 
es bombardeado desde el exterior por los buitres 
y desde el interior por quienes creen que al fin les llegó un fin de ciclo, 
la victoria de Estela de Carlotto, basada en la militancia perseverante, 
es un ejemplo que reconforta. 
Luchó cuatro décadas sin desmayar y logró imponer su verdad 
frente a las posturas reaccionarias, a la incomprensión y al desinterés. 
Ella también atravesó momentos en los que 
muchos creían que todo estaba terminado. 




Los gobiernos tienen su plazo constitucional.

Pero la reivindicación de un modelo de país no reconoce mandatos constitucionales.

El kirchnerismo es una fuerza heredera de centenarias luchas nacionales y populares.

Las encuestas indican que un candidato kirchnerista no tiene posibilidades

de continuar la tarea desde la Casa Rosada después de 2015.


como lo hizo durante décadas la incansable Estela,

que logró ganarle al escepticismo con su sonrisa.



No entiendo bien cual sería la propuesta política. 

¿Ahora que se pusieron de moda los mandarines chinos -los nuevos zares rusos, pobres, aparecen tan berretas que ni califican para modelo- sería algo así como una Política Popular Prolongada Pequeñoburguesa...? ¿Inicia la Larga Marcha de la Clase Media hacia 2019...?

¿Habrá de ser Carlos Saúl Scioli un Chiang Kai-shek New Age.
(¿La versión light del General de los `70?)

¡De terror! No jodamos, muchachos.

Hagamos política en serio. Abramos los caminos para crear poder popular y 
organización político militante. Juguemos a ganar 

(Claro que puede fallar, como decía el petiso Guinzburg... 
Pero lo importante es competir..., sugiere el espíritu olímpico)

Aquí y ahora, la palabra justa y necesaria sigue siendo liberación; en el marco de la integración regional y hacia la creación de un mundo mutipolar.

C.V.

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