lunes, 3 de noviembre de 2014



"Creo que en los países periféricos 
-y no quisiera ahora abrir la clásica discusión sobre las etapas- 
hay que reconstruir el capitalismo” 



Totalmente de acuerdo. Desde un Estado Nacional-Popular. Hasta aquí, todo bien.

Sin embargo, al Kirchnerismo se le pasó por alto el detalle que, para hacerlo posible, la fuerza social en que debe apoyarse es un gran frente nacional con protagonismo central de la clase trabajadora y el conjunto de los asalariados, acompañados por la pequeña y mediana burguesía y el pueblo profundo.

En cambio, un frente (Frente K) apoyado políticamente en la alianza de la pequeña y mediana burguesía con los sectores mas vulnerables y desprotegidos de la sociedad (colocados por el neoliberalismo depredador prácticamente fuera del sistema), ambos imprescindibles en el frente nacional, pero no suficientes ni decisivos, le resta contundencia, aunque le sume votos.

En el capitalismo, incluso en el capitalismo dependiente, los únicos sectores con verdadero peso propio son, por un lado, el bloque dominante, en el caso argentino, la trenza oligarca-imperialista y la gran burguesía vernácula reconvertida, que son los que hacen lo que se les canta en su propio beneficio.

Por otro, la clase trabajadora y el conjunto de los asalariados, capaces de, en alianza con la pequeña y mediana burguesía y el pueblo profundo, los condenados de la tierra, poner en jaque (eventualmente hasta darle mate) al bloque dominante y garantizar el funcionamiento eficaz del Estado nacional-popular.

La hegemonía de la pequeña y mediana burguesía, a la larga, privilegia su cosmovisión PyME de la vida, y la fantasía utópica del paraiso de la clase media, tal como demuestra la realidad argentina, por lo menos, desde poco tiempo después del formidable y legitimador triunfo electoral de 2011, cuando se levantó el pie del acelerador y se empezó a dormir la siesta.

Tal vez, todavía haya tiempo de corregir el rumbo y evitar que en un año, Carlos Saúl Scioli y el pejotismo ayornado se conviertan en los herederos políticos del Proyecto K iniciado con Néstor en 2003.

¿O será que en realidad acepta el kirchnerismo (tanto justicialistas K como trasversales satélites) que el actual gobernador motonauta, por linaje histórico nº 3 en el escalafón, sea efectivamente la continuación del proyecto?

C.V.

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