lunes, 2 de febrero de 2015




Pino puede tener razón en relación a Carrió, pero lamentablemente también él tiene desde hace mucho tiempo un comportamiento político errático que lo vuelve irreconocible respecto de su trayectoria histórica.

Ser K no es la única opción política y nadie le iba a exigir que se hiciera K.

Pero es insostenible su ingenuidad política actual -que viene por lo menos desde la 125- y su complicidad más reciente con la propia Carrió, una comediante berreta de la política vernácula ¿No sabía Pino quien era Carrió? Si, sabía. Pero hizo alianza igual para llegar a Senador.

Pino pudo ser una opción al kircherismo, previendo la inevitable declinación del espacio K. Pero no eligió golpear juntos y marchar separados. Eligió aliarse a toda la payasesca partidocracia gorila y zonza de cabotaje y filmar su peor película.

Pino leyó bien la crisis de 2001, pero equivocó los caminos posibles, porque el kirchnerismo nunca fue el relato que el gorilaje y zoncerío cree. Sencillamente el kirchnerismo ocupó, con más o menos decisión según los casos, el espacio que Pino pretendía hegemonizar. Néstor y Cristina tuvieron mejores reflejos y Pino se fue quedando en viudo triste, recitando la vida -Lilita- me engañó.

Y en su frustración, quedó pegado a cualquier cosa ¿O acaso el FA-UNEN es mejor ahora que con Carrió? ¿Era mucho peor con Carrió? ¿Sustancialmente distinto? ¿O siguen siendo sin Carrió, los mismos gorilas (con algunos zonzos incluidos) impresentables de siempre?

Es una lástima. Pero así es la política, al menos en Argentina: una impiadosa picadora de carne que también trituró a Pino, porque se le escapó la tortuga, como le diría el Diego.

C.V.

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