martes, 16 de diciembre de 2014



¡ Como nos cagaron a palos ese día!
¡Y cuanto aprendimos!
Me tocó compartir gestos de heroismo militante de una solidaridad absoluta.
Fue la primera vez que participé de una multitud que enfrentó en bloque a la montada.
Moverse solo en bloque, achicar espacios, encerrarlos, ganar tiempo para que otros rajen, aguantar la paliza, turnarse para cobrar. Y fue posible porque hubo una dirección disciplinada y decidida en el terreno que puso el cuerpo, primero ella; hizo el aguante con el propio cuero, sin nada, puteándolos, o como una camarada, jajá, hermoso y lírico su gesto, de tratar de convencer a esos soretes de que no repriman, que todos éramos pueblo.
La autoridad que surge del mérito, del ejemplo, se vio allí, en la calle. Inolvidable.
Pero además de cobrar, nos divertimos muchísimo.
Lo vivimos con alegría y mucha adrenalina. Hicieran lo que hicieran, no podían evitar que estemos de vuelta en la calle, enfrentándolos, abriendo espacios democráticos, de lucha.
Bellísima experiencia militante, aquel día, sin olvidar que se llevó la vida del compañero Dalmiro Flores.

C.V.


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