En el joven Abal, ya lo dijimos, se unen muchos caminos.

Tantos que bien podría ser una solución al problema casi único que hacia 2015 ocupa al FpV, esto es, consensuar un candidato de unidad, entre el pejotismo ayornado, cuya actual expresión es el gobernador Daniel Scioli y el Kirchnerismo (Justicialista y, generalicemos así, piadosamente, no justicialista)

La única candidata de unidad real, es decir, con muchos votos propios de todos lados, sería Cristina, ya sabemos.

Lamentablemente impedida de participar la compañera, encontrar ese candidato de unidad, sin imposiciones, reiteramos, consensuado, es el tema decisivo para evitar, la no segura pero si probable fractura del FpV hacia la elección mayor próxima.

No hace falta insistir aquí en el frontal rechazo que Daniel Scioli nos provoca a muchos integrantes del Frente K. Tanto que no pocos podemos llegar a preferir quedarnos en casa el próximo 25 de octubre, comer un buen asadito abundantemente regado y asimilarlo luego en la paz de la siesta casera.

Tampoco hace falta mucho esfuerzo intelectual para imaginar las consecuencias políticas que podría tener al interior del FpV la imposición de una fórmula K pura. La conducción estratégica tendría que estar muy decidida a patear el tablero en serio, con riesgo, a esta altura del proceso político, de estar sirviendo en bandeja la victoria electoral a Macri.

De cualquier manera es difícil suponer que esté dispuesta a algo así. Pudo hacerlo antes, cuando las condiciones políticas eran mucho más favorables, evitando un quiebre profundo y con tiempo para sanar heridas.

Lo real, todo indica, es que no hay una tarea próxima más importante para el Frente K, que encontrar el candidato de todos y todas los FpV. Uno/a que logre voluntaria adhesión y acompañamiento.

Para desde allí, con la casa en orden (dijo alguien), concentrarnos en ganar el corazón y la cabeza de otros que no son FpV, pero que naturalmente deberían estar acá. A los que también vamos a necesitar, porque con el FpV solo, no alcanza.

C.V.