martes, 13 de enero de 2015





Mantuvo hasta el final la esperanza de que el Ejército Argentino en la década del 70, como lo había realizado en la del 40, se sumara al pueblo para evitar la lucha fratricida y recuperar la dignidad nacional con un movimiento de reconstrucción económica y justicia social. Ésta era la base reflexiva de la consideración que nos prodigó a los "tenientes rebeldes".

Julián Licastro

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Hernández Arregui tuvo la inmensa virtud de elaborar una visión en la cual burguesía-proletariado no desaparecía pero si quedaba subsumida en el antagonismo central que confronta al frente nacional y patriótico contra el poder oligárquico asociado al interés del imperialismo

Roberto Perdía

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… es probable que uno de los pro­blemas principales para su reconocimiento intelectual lo constituya su aná­lisis crítico de las clases medias. Jauretche también lo hizo en un libro ejemplar, pero de forma amena y a veces jocosa, algo que puede ser asu­mido por aquellos mismos que critica con cierta facilidad: para los secto­res medios, el humor es una forma aceptable de reírse un poco de sí mismos, lo que mitiga las consecuencias de cualquier examen negativo de conciencia. 

En cambio, Hernández Arregui carece de sentido del humor, su crítica es demoledora y huele demasiado a Marx, lo que la hace, a primera vista, poco aceptable. Para algunos, en particular, mirarse el rostro en el espejo de Her­nández Arregui provoca una sensación inmediata de disgusto, deben verse pa­recidos a las imágenes deformadas de algunos grabados de Berni 

(...) 

En este sentido, las instituciones universitarias, ejemplo que Hernández Arregui expone con agudeza, constituyen una muestra de los valores que predominan en los sectores medios: “el título universitario, sobre todo en un país dependiente, donde las oportunidades son escasas, debe plegarse al poder institucionalizado de la clase que manda, y por esta vía, a sus intereses materiales”, decía el propio Hernandez Arregui.

Mario Rapoport

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La obra de Hernández Arregui coincide con el período de la segunda posgue­rra, definido entre otras cosas por el levantamiento anticolonial de las perife­rias. La revolución nacional en Iberoamérica es el tema que la unifica a lo largo del período 1955-1974. 

Arrojado a la vorágine de la lucha por la restau­ración oligárquica de 1955, se convierte en uno de los escritores anticolonialistas más destacados de la Argentina de esos años y, junto con John William Cooke, en el más sólido pensador de la izquierda peronista.

Podemos decir que los problemas que suscitaron la ideología de la libera­ción nacional no han hecho sino agravarse. En la medida en que ésta fue, en versiones como la de Hernández Arregui, no un simple programa de moder­nización sino un conjunto de propuestas societarias, difícilmente un nuevo proyecto histórico de liberación -para hacer frente a los desafíos del mundo actual— pueda prescindir de lo más trascendente de ellas. 

La integración latinoamericana, la defensa de la cultura y la identidad na­cional, la emancipación social, la soberanía popular y la autodetermina­ción de nuestro destino, son objetivos permanentes de las luchas populares de Nuestra América. Son claves en el desarrollo de un proyecto estratégi­co opuesto al designio neocolonial de la globalización. Estas claves esta­ban en la obra de Hernández Arregui; su actualización corre por cuenta de nuestra generación.

Germán Ibañez

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Fue un hombre de indudable y decisiva influencia en la militancia de las generaciones del sesenta y del setenta. Un ser íntegro, modelo de intelectual revolucionario, profundamente ético, austero, riguroso y apasionado, inclaudicable en su combate cotidiano contra "los enemigos del pueblo". Una vida ejemplar. 

Su obra es de indispensable lectura para las nuevas generaciones. No sólo para comprender la formación intelectual de las generaciones precedentes, sino porque en ella hay páginas irremplazables, con análisis de indudable vigencia, especialmente en la valoración del análisis histórico y en la puesta en primer plano de la cuestión de la conciencia nacional.

Eduardo Luis Duhalde

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Los libros de Hernández Arregui facilitaron el tránsito a legiones juveniles de clase media que, aunque deseaban aproximarse al peronismo, necesitaban una argumentación diferente de la que podrían haber hallado en la obra del propio Perón. 

Con Hernández Arregui, Jorge Abelardo Ramos, Rodolfo Puiggrós y otros intelectuales de la izquierda nacional, hubo una  generación que entendió el peronismo como fenómeno.

Jorge Castro



Hernández Arregui, Ramos y Puiggrós revisaron con perspectiva marxista la historia argentina y critica­ron la superestructura de una Argentina semicolonial, bases para edificar los cimientos de un pensamiento que explicara las claves de nuestra dependencia y propusiera una acción política en consecuencia.

Jorge Coscia

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El cuestionamiento que Hernández Arregui efectúa al nacionalismo reac­cionario, y la utilización del instrumental metodológico marxista —en este caso con la libertad y sin la atadura a prejuicios de la edad de piedra-, le sitúan dentro del movimiento peronista como una figura heterodoxa, ríspida y te­mida. 

Mientras vive, la burocracia cultural ortodoxa no lo ataca: esperará su muerte para silenciarlo. Por otra parte, no le queda más recurso que res­petarlo, dada la armadura sólida de sus libros y, también, porque nunca estará en condiciones intelectuales de rebatirlo. Muchos lo envidian; los más se limitan a pronunciar sus dos apellidos con solemnidad y enseguida a dar vuelta la página. 

Continúa las ideas de Scalabrini Ortiz, Perón y Cooke, las del nacionalis­mo popular y las de un peronista revolucionario. Por sobre todo, Hernández Arregui fue un intelectual, pero un intelectual de nuevo tipo, vale decir, un hombre de libros que no es libresco, un hombre de ideas que no se compadece con los acomodos de las burocracias ni con los aparatos del sistema, un escritor –de estilo desapacible y cáustico- para quien no existen los vedetismos ni las modas sino la soledad para producir, crear y creer en la fe consciente de la revolución.

Ernesto Goldar

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Toda la obra de Hernández Arregui, parte de afirmar la necesidad de la liberación nacional, frente a la condición semicolonial del país. Descartando la autarquía, la concibió en el marco de la unidad latinoamericana. 

La cultura está en el centro de aquella disyuntiva. En Imperialismo y cultura (1957) el punto de partida es la consideración de la actividad cultural como ideología, como subraya Rodolfo Ortega Peña en el prólogo a la segunda edi­ción de la obra. 

Después de la muerte de Perón, Hernández Arregui confió a sus amigos que por primera vez el futuro del país se le presentaba lleno de interrogantes. Pero pronto se entusiasmó con una invitación cubana para participar como jurado del concurso Casa de las Américas. Preparaba el viaje cuando un paro cardíaco le segó la vida. 

Fue uno de los más notables pensadores de la Argentina moderna. La valoración crítica de su obra es una asignatura pendiente para los herederos de la corriente de ideas que contribuyó a fundar.

Eduardo Estévez

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(…) He recorrido millares de librerías y es muy difícil hallar un libro de Juan José. Siempre encuentro a otros historiadores, pero la obra de mi marido casi nunca se encuentra. Es un ejemplo simple, pero muy claro, de una situación injusta, desdichada 

(…) Era demasiado revolucionario; no hay que bus­car explicaciones en otra causa que no sea el carácter de su obra, que en su totalidad está comprometida con los intereses reales de la Nación. Si revisa­mos el conjunto de sus libros nos daremos cuenta del contenido y la direc­ción de sus trabajos 

(...) Considero que todos sus libros son importantes, pero hay uno en particular que merece mi reconocimiento, recuerdo que se lo dije a él cuan­do lo terminó de escribir, me refiero a ¿Qué es el ser nacional?. Libro que dicho sea de paso fue traducido al portugués. Pero después de la muerte de Perón he vuelto a plantearme el tema, y ahora estoy pensando que su mejor obra es La formación de la conciencia nacional (…)  porque esclarece las distintas posiciones adoptadas históricamente por los partidos políticos.

De una entrevista a Odilia Giraudo de Hernández Arregui

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Juan José Hernández Arregui es un pensador que debería ser material de lectura en nuestros cenáculos culturales y en nuestras universidades. 

Su esfuerzo por conjugar las enseñanzas del marxismo con las fuentes culturales autóctonas, lo diferencia de otras corrientes del pensamiento que solo servían para mantener imperialismo y poderes “globalizados” en los centros de poder mundiales. 

Así, como autor, refleja una verdadera independencia y, fundamentalmente, una genuina vocación por la justicia social.

Osvaldo Bayer


Fuente: Hernández Arregui intelectual peronista. Pensar el Nacionalismo Popular, desde el Marxismo / Carlos Piñeiro Iñiguez / Coedición Instituto Di Tella - Siglo XXI / 2007 / ISBN 978-987-1013-61-6





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