sábado, 6 de septiembre de 2014



Sader es un tipo inteligente, capaz. 
Un compañero, podemos decir 
(Si utilizamos el término en sentido amplio, casi como genérico) 

Por eso no se entiende que, para analizar la evidente restauración conservadora en curso en la región (el imperio contraataca), que inició con la muerte del Comandante Chávez (anticipada por la de Néstor y el final de los mandatos de Lula) y por la elección del Cardenal Bergoglio como papa, originario este de una de las iglesias mas reaccionarias de la región (Intento que hasta ahora al imperialismo le va saliendo mal con Bergoglio mutado en Francisco), 
Sader se ocupe de incluir a lo que él, reformista de centroizquierda, intelectual progre, considera ultraizquierda (¡Ve ultraizquierda, hoy, en la región! ¡De terror!) entre las causas facilitadoras de la restauración, en lugar de concentrarse en analizar las limitaciones de clase de las alianzas y liderazgos regionales que, por sus propias debilidades conceptuales, cobardías políticas y agachadas éticas, se van mostrando inútiles para continuar y profundizar -y así, evitar hundirnos-, los procesos iniciados con Chávez, Lula y Néstor.

C.V.


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