TRELEW SEGÚN AGUSTIN TOSCO
El recuerdo de los mártires caídos
Lo que sigue son las declaraciones de
Agustín Tosco en la edición del diario
El Mundo del 24 de agosto de 1973.
Un año antes, el Gringo había sido testigo del fusilamiento de un
grupo de compañeros en la
Base Aeronaval Almirante Zar.
Base Aeronaval Almirante Zar.
“Desde
el 15 de agosto, día de la evasión,vivíamos en un clima de gran ansiedad.
Habíamos sido reagrupados en pabellones distintos a los que ocupábamos en aquella
fecha, y aislados rigurosamente en cada una de las celdas individuales.
La
puerta de la celda era maciza, con algunos agujeros de un centímetro de diámetro,
que hacían de mirilla para los celadores que nos observaban
y controlaban constantemente.
Una
especie de pequeña ventana,con barrotes cruzados, semejante a una claraboya sin
vidrios, colocada sobre la puerta, nos permitía mirar directamente a algunos
compañeros, a los ubicados en las cinco o seis celdas de enfrente; para ello
debíamos subirnos a la cabecera de la cama y estar en posición muy incómoda. Pero
lo hacíamos con entusiasmo, pues eso nos permitía contactarnos de alguna manera,
plantearnos los interrogantes que la situación de incomunicación nos obligaba, e
ir trasmitiendo las
opiniones
con el lenguaje mudo de la mano, en lo que ya éramos expertos.
Dados los
cuarenta y cinco metros de longitud del pabellón y las dos series de veintiuna celdas
a cada costado del mismo, la retrasmisión se iba haciendo en forma de zigzag
hasta completar la totalidad. Nuestra preocupación mayor era la suerte corrida
por los compañeros que se habían fugado. Muchos de los prisioneros pertenecían a
organizaciones armadas y otros no; es
decir,
los que nos encontrábamos en el pabellón.
los que nos encontrábamos en el pabellón.
Más a todos nos embargaba una seria inquietud pues la noche del 15 de agosto, habíamos escuchado por radio que todavía en ese entonces se nos permitía tener, que habían sido apresados en el Aeropuerto de Trelew; que se les había dado garantías de reintegrarlos al penal; que estaban en marcha hacia el mismo, en una columna que encabezaban Pujadas,el juez Godoy,
el doctor Amaya y miembros de las fuerzas de represión.
La noche del 15 de agosto, en la que permaneció tomado interiormente el
penal,
escuchamos las emisoras de Chile, donde se daba cuenta del secuestro del avión, y
que en él viajaban Santucho, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán, Quieto y Mena.
Pero el 16 de agosto a la mañana, que se nos incomunicó, no sabíamos
casi nada de
los diecinueve restantes.
Teníamos
la posibilidad de informarnos muy precariamente por dos vías: en la guardia los
celadores solían escuchar los informativos y todos hacíamos un profundo silencio
para tratar de pescar algo;el contacto con algunos celadores más “flexibles”.
Cuando nos abrían la puerta para ir al baño o cuando nos traían la comida,también
podía damos una “pista”. Antes del mediodía del 22 de agosto,algunos compañeros
comenzaron a transmitir con el lenguaje mudo que parecía que tres prisioneros que
estaban en la Base Naval de Trelew habían sido asesinados. Una gran angustia
experimentó todo el pabellón.
Por la mañana habían requisado en forma muy dura -ellos ya sabían lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puño a varios, además de hacernos correr
Por la mañana habían requisado en forma muy dura -ellos ya sabían lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puño a varios, además de hacernos correr
desnudos
desde el baño a cada una de las celdas.
Habíamos gritado y protestado con toda
nuestra fuerza.
A
medida que lográbamos noticias, precarias todas, iba aumentando el número de
muertos. Decían que Pujadas había intentado apoderarse de la ametralladora de un
guardia, que se había generalizado un tiroteo y que habían caído todos.
A las 17
horas estaba prácticamente confirmado que habían sido muertos
los diecinueve compañeros
en la Base Aeronaval.
Fueron
horas de intenso dramatismo. Todos estábamos encaramados y tomados de los barrotes
cruzados de la ventana de la celda hacia el interior del pabellón.
Había rostros
enmudecidos.
Otros
lloraban con profundo dolor y rabia. Algunos gritaban y daban vivas a cada uno de
los caídos y a las organizaciones guerrilleras, a la clase obrera, a la revolución
y a la Patria.
A la noche se preparó un homenaje simultáneo en los seis pabellones
ocupados por los presos políticos y sociales.
ocupados por los presos políticos y sociales.
Espontáneamente cada uno relataba
aspectos de la vida, las convicciones,
la personalidad de los caídos,
hasta completarlos a todos.
Posteriormente hablaron varios enjuiciando y
condenando el alevoso crimen y fijando la responsabilidad en la dictadura y el
sistema. Luego a voz de cuello se
gritó
el nombre de cada uno y cada vez se respondía en forma vibrante y unánime:¡Presente!
¡Hasta la victoria siempre!
Se entonaron colectivamente las distintas marchas
partidarias.
Todo quedó en
silencio. Los guardias ordenaron acostarse. Esa noche nadie durmió.
El recuerdo
de los mártires caídos, la imagen de cada uno, el heroico ejemplo de cada uno,
llenaba la imaginación, hacía estremecer
los sentimientos y daba una
pauta más del duro y glorioso camino revolucionario que
recorren la clase obrera y el pueblo hasta su total y definitiva liberación.”.
Fuente, periódico Nuestra Propuesta,
Semanario del Partido Comunista.
Nº 1171. 25 de Setiembre de 2014
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