El de hoy
en el Maracaná, será el segundo –y último- partido
que habremos de jugar contra
un rival de verdadero nivel,
en este mundial que fue el mejor en mucho tiempo.
Nada menos
que la final contra la selección alemana,
hasta aquí, la mejor del
torneo.
Alemania
juega fútbol de una belleza simple y absolutamente efectiva.
Lo vimos con
Brasil.
Llegan a
la final físicamente enteros y
con la autoestima allá arriba. Intratables.
¿Nosotros?
Es difícil saber.
Salvo que estamos muy bien en lo anímico; no es poco.
Venimos de
jugar contra Holanda,
con inteligencia durante los primeros 90.
La mejor
propuesta posible considerando la sencillez del conjunto,
es decir, los
recursos humanos disponibles y el, hasta entonces,
frágil funcionamiento
colectivo.
MasCHE “un
mostro”. Los dos de ataque, Lío y el Pipa,
muy lejos de lo que necesitamos.
El
resto de los que arrancaron el partido,
en general, cumplieron: prolijos y eficientes.
Los cambios no aportaron demasiado.
A los 90
MasCHE tapó una llegada del pelado correcaminos
que habilitó el alargue. A esa
altura del partido,
ya sin más tiempo, si entraba era definitiva.
Fue la
primera llegada de verdadero peligro.
Antes, no hubo otra para ninguno de los
dos.
¡En 90 minutos!
El equipo
ya no fue el mismo en el suplementario.
Aunque cualquiera de las dos que tuvieron
Palacios y Rodriguez,
en los segundos 15, probablemente hubieran cerrado el
partido.
Hubo una merma física evidente en los nuestros.
Llegar a los penales comenzó
a aparecer como un puerto atractivo,
a pesar de lo impredecibles que son.
Allí
Chiquito Romero nos dio el pase a la final.
¿Se puede
jugar contra Alemania, como contra Holanda?
No parece.
Los holandeses son
fuertes y a veces juegan bien.
Los alemanes, en cambio,
juegan casi siempre muy
bien y además,
siguen siendo muy fuertes físicamente.
La actitud ganadora,
también permanece inalterada.
Se dice
que cambiaron aquel fútbol físico
por el buen pie sudamericano.
Si es así, habrá
que avisarle a los alemanes,
porque parece que no se enteraron
que físicamente
ahora son menos.
En
realidad, además que juegan realmente bien,
corren como máquinas los 90
minutos.
Contra Brasil levantaron el pie del acelerador
prácticamente todo el
segundo tiempo.
No parecía porque, a media máquina,
seguían llegando con una
facilidad asombrosa.
Aun cuando concedamos que Brasil estaba muerto.
Todo
indica que vamos a enfrentar un equipo que jugará muy bien,
es muy fuerte y
está anímicamente cebado.
Es verdad que también les puede salir todo mal,
porque esto es fútbol.
Y porque enfrente estaremos nosotros.
La selección
Argentina.
Algunos –respetables
entendidos- proponen jugarle de contra.
¿Es la
mejor táctica esperarlos para meter la contra precisa?
¿No sería
mejor, antes que regalar la pelota y espacio,
tratar de asegurarla nosotros e
ir
progresando en bloque hacia el arco alemán?
Equipo que le quitan la pelota,
no juega.
Aunque tenerla no garantice ganar.
¿Le vamos
a regalar el espacio y la pelota a los alemanes?
No parece muy inteligente.
Otra
cosa sería que su juego nos lleve a eso.
Además
¿con quienes lastimaríamos de contra?
¿Con el actual Higuain? ¿Con este Agüero?
¿Si juega, con Di María como está hoy?
Tampoco Lío mostró un nivel aceptable
contra Holanda.
Siempre está la posibilidad de que se enciendan, claro.
Cualquiera
de ellos, si está bien,
de contra puede liquidar.
Pero si están bien ¿para que
jugar de contra
si podemos ir a buscar el arco de enfrente y lastimar en serio?
Además está
lo físico
¿Cómo llegamos a este partido?
¿Cómo está MasCHE, que es fundamental?
Lío parecía muy agotado contra Holanda.
Higuain -algo excedido en kilos- un
poco mejoró;
pero no está ni remotamente en su nivel.
Además, me parece, no está
jugando donde
verdaderamente rinde que es como 9 de área,
lo mas frontal
posible y metiéndose hasta el arco.
Agüero no parece estar recuperado
¿Para
cuantos minutos está realmente?
¿Vuelve Di María?
¿Cuantos minutos está en
condiciones de jugar?
El resto de los muchachos hizo un gasto importante contra
Holanda
¿Cómo llegan?
Por todas
estas dudas y otras,
este es uno de esos partidos en que “estará bien”
lo que
decida el técnico,
considerando que es el único que está
con los jugadores en
el día a día y en esta oportunidad,
el rendimiento dependerá muy especialmente
de
múltiples variables técnicas, físicas, anímicas,
que sólo él podrá armonizar en
un todo coherente
resolviendo sobre la marcha.
Sabella no es un improvisado y es
el que dispone de la información completa.
No
obstante, algunas elementales cuestiones,
“de manual”, parecen conservar
vigencia también ahora:
- Todo indica que los muchachos están enteros de la cabeza
y decididos a ir
por el premio mayor.
Entonces, más allá de las recomendaciones de rigor,
en el
sentido de no regalarse, de cuidar la pelota
y mantener el orden táctico, de
meter presión hacia adelante,
de avanzar y retroceder en bloque,
de mantener la
concentración,
de pegar y raspar con precisión quirúrgica,
de no discutir
boberías con el árbitro y líneas
que puedan derivar en expulsiones,
la consigna
es,
VAMOS POR TODO. ARGENTINA CAMPEÓN.
Muchachos, está todo el pueblo futbolero
bancando.
-
Este partido puede y debe ser el de la consagración,
con la camiseta
argentina,
del mejor jugador del mundo, nuestro Lío Messi.
Si él quiere, puede.
No estamos hablando de un jugador normal o muy bueno.
Hablamos de un genio de
la pelota.
Aunque hoy no esté 10 puntos.
Pero un Messi 8 puntos es suficiente
para complicar a cualquiera,
alemanes incluidos, y definir un partido.
Pero es
él quien debe convencerse.
Liberarse. Su limitación es mental,
aún si existiera
cierta fatiga muscular y alguna molestia física.
Está en su cabeza.
Si se
suelta, si decide volar,
el pibe hace estragos y te gana la copa.
La verdad
es que podemos.
Haciendo lo que aquí y hora es justo y necesario, podemos.
Aceptando nuestros límites pero confiando
en que prevalezcan las ventajas
diferenciales,
como Messi y MasCHE principalmente.
Jugando con actitud ganadora,
disciplina táctica
(será decisivo cortar el
circuito alemán en el medio,
obligarlos a bajar un cambio)
encontrando los
espacios y aprovechando
todo el buen pie disponible hoy.
Pasado el
mundial, después de la euforia
(o la comprensible tristeza)
será posible
iniciar la reflexión necesaria.
La
pregunta del millón
¿Qué hacer con nuestro fútbol?
¿Seguiremos sufriendo
innecesariamente en cada eliminatoria,
en cada mundial,
o estaremos dispuestos a
replantearnos conceptualmente el fútbol,
desde lo institucional hasta lo
estrictamente juego.
¿Seguiremos
aceptando resignadamente que el fútbol,
globalmente considerado,
es brutalmente
negocio o, sin negarlo,
comenzaremos a analizar que formas y contenidos
requiere este juego deportivo profesional
–que hunde sus raíces en el semillero
amateur-
para que pueda cabalmente expresar la
auténtica cultura popular
argentina y de la patria grande?
Si, estamos
sugiriendo un modelo conceptual alternativo
al mafioso ahora vigente.
Estamos
diciendo que el fútbol es mucho más que negocio.
Es primero identidad.
Que se
nutre de la cultura popular y
por lo tanto tiene una función social que
cumplir.
Se trata
de pensar que lugar debe ocupar el fútbol,
en tanto cultura popular y forjador
de identidad,
en el proyecto patriótico y popular.
Menos FIFA y AFA nostras,
menos dráculas
intermediarios y prensa canalla.
Menos lacras bravas y técnicos mercenarios.
Menos
élite de jugadores supermillonarios
a los que ya poco o nada importa
el
sentimiento de la tribuna.
Para el final, un pequeño
ejemplo.
Nada más que un ejemplo.
El de la selección alemana, nuestra rival hoy.
Sus integrantes juegan casi todos en la liga local.
A la mayoría no le interesa
irse al exterior.
Se quedan en Alemania
¿Por qué?
Porque los gobiernos crean
las condiciones necesarias
para evitar que prefieran emigrar.
Hoy juegan la
final y hasta aquí fue
–ya lo dijimos- el mejor equipo del mundial
¿Qué igual tienen
roce europeo en los torneos internacionales?
Nosotros podemos tenerlo regional,
si se organiza un responsable, jerarquizado
y eficaz circuito futbolero
nuestroamericano
¿Qué nos impediría contar con un espacio
regional competitivo de
nivel mundial?
Se trata de producir en el
fútbol,
los cambios estructurales necesarios
para que la mayoría de los
jugadores,
en nuestro caso argentinos,
puedan quedarse a prestigiar la liga
local
e integrar la selección.
No faltará quien siga eligiendo irse. No hay problema.
La
historia la hacen las mayorías. Siempre.
Y… ¡Aguante Fútbol para Todos!
C.V.
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